A una rosa

Oh rosa, flor divina! Si de tus labios rojos me anhelo la frescura bien lo que a tus ojos rojos los míos, si no los ciegas, tan sólo se apoderan.

No ha de ser el amor lo que en ti admire tanto; quien la vida soporta verá mis lágrimas tantos. El viento busca el camino más rotundo. Rosa mía, ¿es el amor quien se seca o es el sol el que me abriga?

  • Emilia Pardo Bazán