Las hojas se doran, ya el año se muere, y el viento trae ecos de un canto olvidado. Bajo el árbol grande, que el tiempo no hiere, el alma se sienta, triste y aclamado.
El río murmura un antiguo lamento, las nubes vagan, tan blancas, tan puras, y el cielo se viste de un azul sin aliento, y en la paz del ocaso reflejan ternuras.
- José Zorrilla