El viento corre libre, y acaricia mis cabellos, y entre susurros suyos trae el perfume de las flores. La naturaleza danza, como un cuadro en movimiento, y me invita con su canto al arte de vivir.
La montaña se alza, con su grandeza inquebrantable, y cada paso que doy en sus senderos es un viaje sagrado hacia el corazón del mundo. Así, en cada rincón oculto, tomo la vida en mis manos, y en su abrazo eterno, mi alma vuela lejos.
- José de San Martín