Las montañas se alzan, como guardianes antiguos, que observan el camino por donde pase el tiempo. En su cima, el aire es puro, y las nubes se pasean como un manto de esperanza cubriendo el espacio eterno.
La vida brota en cada rincón, las flores se asoman tímidas, y el sol les da la bienvenida con su luz cálida. Es un cuadro de amor puro, donde el alma se renueva, y la conexión con la tierra se siente profunda y verdadera.
- José de San Martín