El horizonte se dibuja como una promesa, y el ocaso pinta de oro cada rincón del paisaje. Los árboles se encuentran con el cielo, tan brillante, y sus sombras cuentan historias que van y vienen.
En mis pasos livianos, sigo el sendero del tiempo, y cada paso que doy es un encuentro divino. Así, en el silencio de la naturaleza, mi espíritu se encuentra, y en la magia del instante, la gloria de ser.
- José de San Martín