En el jardín de tu sonrisa, hay poesía y hay vida, espejo de luces brillantes, y en su esencia, la vida.

Los lirios, tan delicados, con fragancia que embriaga, y las rosas en su esplendor, celebran las luchas sin tregua.

Tu risa, como el arroyo, fluyendo libre, sin cesar, te encuentro en cada paso, y en mis sueños, te saborear.

Así florezco contigo, en tu abrazo, en tu luz, habito eterno de la vida, y en el arte, mi virtud.

  • Manuel José Quintana