En la selva silenciosa, donde el sol juega a esconderse, el susurro de los árboles es música que enardece.

Las hojas, verdes espadas, bailan con la suave brisa, y los pájaros, abrazados, celebran la luz de la vida.

Un arroyo murmullante, caricia de agua que va, espejo de estrellas lejanas, y un canto para soñar.

Quiero hallar en tu esencia, la paz que nunca se rinde, mi espíritu perdido, conectado en tu latido.

  • Manuel José Quintana