Cuando el sol entra suave en la tierra, y la brisa se lleva el perfume de las flores, el mundo despierta a un nuevo latido, y el amor se funde con el minucioso arte.

Las sombras se disipan y se iluminan los días, y cada hoja susurra secretos de antaño. Las flores se abren en un esplendoroso abrazo, y el canto de los pájaros es su fiel melodía.

Así evoco en el silencio de este instante, y el aire vibra en cada rincón sagrado, y en lo profundo de mi alma florece, el amor que siente la esencia del tiempo.

Los ecos del pasado se convierten en presente, y los sueños flotan en un cielo sereno, y la noche entre estrellas nos acoge apaciblemente, invitando a los amores a danzar entre ríos.

  • Tomás de Iriarte