En la brisa renace la esperanza; hay notas de amor que en el aire danzan. Las flores sonríen, sus colores brillan, y el sol perezoso alcanza la cima.
Con cada destello, un niño sueña, las aves vuelan en risas pequeñas. Así se encuentra la vida con cada hoja que al viento se asoma, infinito camino de luz en el bosque.
El corazón deja atrás los deseos, y el alma es el eco de un mundo entero. Las estrellas vigilan a la noche callada, y el tiempo sigue en un ciclo infinito, hacia otro amanecer lleno de cuentos.
Así, entre sueños y versos dorados, camino unido a los ecos del bosque, y no hay soledad, pues el aire me envuelvese como un abrigo, que nunca cesa.
- Tomás de Iriarte